Mi transformadora experiencia en el Ayurveda
Desde muy pequeña, me he considerado una persona en constante movimiento, en constante cambio. Siempre me he comprometido con miles de proyectos… que son increíbles y emocionantes… pero son miles. Por lo tanto, mi atención la he repartido en tantas cosas, en tantas personas, que mi cuerpo en repetidas ocasionas me ha impuesto ALTOS. Mi sistema nervioso me ha gritado “Ya no puedo más con tanto”. Mi cuerpo se ha enfermado para obligarme a darme u espacio de silencio, de descanso. Mis hábitos, al ser tan inestables, provocaron muchos cambios en mi metabolismo, generando una deficiente absorción de los nutrientes, inflamación, estreñimiento, debilidad…
Hace dos años aproximadamente escuché por primera vez la palabra “Ayurveda”. ¿Qué eso?
Apenas podía pronunciarlo. Pronto supe que el Ayurveda, es la Ciencia de la Vida. Una antigua
ciencia de India, que nació hace aproximadamente 5,000 años… o más. Fue transmitida por los
Rishis, o antiguos sabios, cuyo conocimiento fue obtenido a través de profundas meditaciones y
estudio de la naturaleza. La magia y sabiduría del Ayurveda, radica en la conexión de la naturaleza
del universo, con la naturaleza de lo que nos conforma como humanos. Todo, absolutamente todo
en el universo está compuesto de los mismos elementos. Desde la más lejana galaxia, hasta
nuestra más diminuta célula. Eso sí, los elementos se encuentran en diferentes proporciones. He
ahí la gran diferencia entre cada cosa, entre cada especie, entre cada persona, entre tú
constitución y carácter y entre los míos.
Entendí que mi constitución predominante está hecha de los elementos éter (espacio) y aire. Esa
es mi constitución de nacimiento. En mi cuerpo, en mis pensamientos, en mis emociones,
predomina el aire, el movimiento, la ligereza, lo frío, lo seco, la fragilidad. Tengo un poco de fuego,
por lo tanto algunas veces puedo comportarme de manera perfeccionista, irritable e incluso
agresiva. Y lo que menos me conforma por naturaleza… es la tierra y el agua.
Por lo tanto, lo que debo buscar en mi día a día, es la conexión a la tierra. La estabilidad. A mi
cuerpo le hace falta estructura, firmeza. Necesito sentirme segura. Lo mejor de todo es que el
Ayurveda me ha otorgado la posibilidad, de entender los medios que me pueden otorgar todas
esas cualidades. Alimentarme de lo que me nutrirá profundamente, lo que le dará el sustento
necesario a mis músculos, a mis huesos. Las especias que me ayudarán a procesar de mejor
manera mis alimentos. La rutina diaria que me permitirá mantenerme en calma, tranquila,
confiada, sin caer en ansiedad o miedo. Entendí qué plantas, qué esencias, aromas, colores, tipo
de ropa, relaciones personales, actividades, horario y posturas de yoga son los más adecuados
para equilibrar mi naturaleza y recuperar mi salud.
Ahora disfruto a profundidad cada día. Me doy tiempo para escuchar mis necesidades y
atenderme. Por supuesto, todo esto lo hice al lado de una profesional, y todo el tiempo llevo un tratamiento Ayurvédico guiado por mi Especialista Clínica Ayurveda de confianza: Carolina Pretto KrishnaKamini. Sigo conociéndome, observándome, atendiéndome y en constante aprendizaje.
Complementando con Yoga, Reiki y mucho compromiso. Y siempre apoyándome de mis seres amados.
Si deseas acercarte más al Ayurveda, puedes comunicarte al correo chandradavaa@gmail.com o al
teléfono 9993405591.
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